martes, 23 de junio de 2020

Debates educativos en tiempos de pandemia


El campo educativo. Sin clases presenciales y con brecha digital.
             *Daniel HERRERA

   Como nunca antes en nuestras vidas, en nuestra formación y en nuestro trabajo pedagógico, hemos visto alterada nuestra cotidianeidad, familiar y laboral. En tiempos de pandemia COVID 19 nos encontramos con un aislamiento social, preventivo y obligatorio, con la suspensión simultánea del dictado de clases presenciales y de asistencia diaria de todo el Sistema Educativo Nacional; la cuarentena es cosa seria y luego de varias semanas se trata de hacer consciente, de reflexionar como el cese de clases afectó a las y los estudiantes, a sus familias y a nuestro trabajo por las limitaciones del propio medio virtual que no puede contener las múltiples situaciones de interacción que se producen en la educación presencial.
  Ante la incerteza de un tiempo específico para el retorno a las clases presenciales, la actividad educativa se ha vuelto motivo de perplejidad; la circulación del virus nos demuestra que este no es el mejor de los mundos posibles, en un contexto en el que docentes y estudiantes dependen de los dispositivos tecnológicos para comunicarse, para enseñar y aprender, la desigualdad en la conectividad y la brecha digital excluyen a una gran cantidad de estudiantes como un signo de este tiempo, en esta época en que la escuela sufre la mutación de la presencialidad que nos constituye subjetivamente.
  En el marco de la emergencia sanitaria que afronta el país el Consejo Provincial de Educación de Neuquén, suspendió las clases presenciales en todas las instituciones educativas … “motivo por el cual las y los docentes, diseñaron nuevas estrategias de intervención didáctica, orientados por los equipos de conducción institucional con total autonomía, garantizando la continuidad pedagógica y utilizando todos los medios electrónicos y no electrónicos para la comunicación con las familias y estudiantes” (CPE – Res. N° 230/20).
  Además, el Consejo Federal de Educación considera que … “el ESTADO NACIONAL y las autoridades jurisdiccionales, las escuelas, las y los docentes y las familias, comparten responsabilidades y esfuerzos en el sostenimiento de la continuidad pedagógica en el período de suspensión de clases, con el fin de poner a las/os alumnos/as en mejores condiciones para reanudar la escolaridad, reconociendo que estas acciones no reemplazan la actividad escolar, el vínculo que se establece en la escuela con los docentes y con los pares, ni la experiencia social del aprendizaje con otros” (CFE – Res. N° 363/20).

   Estas primeras enunciaciones insinúan definiciones que requieren un cierto despliegue conceptual, la circulación de estas ideas plantean condiciones y significaciones, historicidad y análisis de particularidades. Transcurrido cierto tiempo contamos con la satisfacción por lo conseguido hasta el momento, así como la sensación de haber realizado una gran cantidad y calidad de acciones educativas en cada escuela secundaria de la Provincia. Hay que valorar lo recorrido, los desafíos superados, así como plantearse las tareas pendientes en tiempos de circulación y propagación del COVID 19.
   El campo educativo es un campo social como otros, con sus relaciones de fuerza, sus luchas y sus estrategias, sus intereses se debaten dentro de un sistema de relaciones objetivas para intervenir legítimamente en materia educativa a partir del reconocimiento social. Las necesidades externas del mundo social intentan ejercer una coacción en el campo educativo, somos las y los docentes los mediatizadores de las propuestas educativas, dentro de un espacio relativamente autónomo donde tenemos que superar las determinaciones que intentan condicionarnos desde una perspectiva tecnológica.

Educación virtual, el malestar por sus limitaciones.

   Al comienzo de la suspensión de clases presenciales se estableció como un horizonte obligado, como una suerte de verdad irrefutable la educación a distancia, la educación virtual o la educación en línea (elearning), con discursos entusiastas y una suerte de acuerdo colectivo se fue configurando un escenario que a poco de andar encontró sus limitaciones, luego se plantearon formas crecientes de un malestar en las comunidades educativas. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de educación virtual? en un artículo que publica el Ministerio de Educación de la Nación en su página “seguimos educando”, se analizan los entornos virtuales, diferencia lo digital de lo virtual, historiza sobre la educación a distancia como movimiento para incluir a quienes vivían lejos de los centros de enseñanza y plantea el desarrollo de la educación en línea mediada por las tecnologías totalmente a distancia. Lo interesante a resaltar aquí son los modelos que establecen la enseñanza presencial, semipresencial y a distancia o en línea. Cada modelo establece una “opción pedagógica” como forma específica de ¿cómo educar? en relación a procedimientos administrativos, estrategias de aprendizaje y apoyos didácticos. Cada opción pedagógica tiene su sistema semiótico, es decir, su propio sistema de comunicaciones con semántica, sintaxis y pragmática propia. Es importante reconocer el “código” de cada opción para que con el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación se establezcan en cada campo científico los desafíos didácticos comunicativos. Es sustancial no perder de vista que en la opción virtual el proceso de aprendizaje requiere de una alta actividad del estudiante o de sus familias que intervienen en la organización del aprendizaje; es por esto que encontramos más facilidad en la enseñanza de nivel superior o universitaria que en los procesos que llevan adelante las y los jóvenes en la educación secundaria.

Técnicas, procedimientos y relación pedagógica.

   El imaginario generado en el marco de las ciencias empírico analíticas, se refuerza con el avance de las tecnologías multimediales, estás resultan un aporte valioso a la hora de contar con un recurso didáctico en el contexto actual en que debe desarrollarse la enseñanza, aunque reafirma el saber con sentido operativo y utilitario, se desaloja todo el sentido de la práctica docente como práctica social, se limita la interacción y el desarrollo subjetivo que el vínculo y la relación pedagógica potencian. La racionalidad técnica aporta técnicas y procedimientos, pero desaloja parte de la incertidumbre y la problemática que las y los docentes encuentran en el aula, como mediadores del conocimiento en el grupo de estudiantes que responden a intereses y motivaciones en contextos socio, económicos y culturales diferentes. La enseñanza y el aprendizaje son dos caras de un proceso dialéctico en una cadena de significantes. Es conveniente recordar aquí que el desarrollo cultural se origina a partir de los procesos de interiorización en el que … “toda función aparece dos veces: primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológicas), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la formación de conceptos” (Baquero; pag. 42).
   Sabemos que la sociedad quiere que las y los chicos vuelvan al aula lo antes posible, aunque esas clases no serán como las de antes de la pandemia, actualmente se resalta el valor de la presencialidad, se reconoce que la escuela no se puede replicar como sitio educativo por las aplicaciones zoom, skype, classroom o whats app; sabemos que a pesar del enorme esfuerzo de los trabajos realizados en las escuelas secundarias de la provincia, incluso en la producción y distribución de materiales impresos debemos reconocer que la brecha educativa se amplió y que esas desigualdades no se profundizaron por el esfuerzo de las y los docentes. Ahora bien, para planificar y reorientar propuestas de enseñanza se deben reorganizar, seleccionar y secuenciar contenidos en los distintos campos científicos, en las disciplinas o asignaturas, tarea específica de las y los docentes en el marco de los acuerdos y prioridades que cada departamento de materias afines en cada institución, como efecto de su grado de autonomía y en función de la opción pedagógica que se pueda desarrollar en el contexto socio educativo de cada escuela.

Reflexión y regulación crítica de la acción.

      La reflexión sobre nuestras prácticas pedagógicas es un requisito indispensable para una sostenida mejora. Hay que analizar las complejidades del camino emprendido en este ciclo lectivo, sus límites, sus riesgos y potencialidades. Podríamos tentarnos a realizar consideraciones metodológicas, pero reconocemos que somos las y los docentes que en determinado contexto social e institucional pueden distinguir las cosas que otros confunden, que podemos separar para comprender lo que es central de lo que es secundario, distinguir la forma del fondo, lo que es importante de lo que no lo es.                                                                             
    La formulación de viejas preguntas a nuevos contextos que exigen respuestas o la enunciación de nuevos interrogantes, son una tarea impostergable que seguiremos construyendo en esta continuidad pedagógica.
   Partiendo de las disparidades dentro de la provincia y dentro de las ciudades, intentaremos formular nuevas respuestas a viejos problemas y nuevos contextos, seguiremos desarrollando nuestra tarea intentando mejorar las condiciones objetivas para la construcción de una propuesta educativa que garantice la continuidad pedagógica, se plantean distintas formas de asumir la invención de las y los docentes, como la base sobre la que se construye la legitimidad de nuestro accionar. El momento que nos atraviesa permite que debatamos los puntos neurálgicos de la educación y la pedagogía; reconociendo en el Estado al garante de las condiciones de una educación digna y de calidad.
   El propio Ministro de Educación de la Nación manifiesta permanentemente que después del receso de invierno se podrá, en ciertas regiones, volver a clase “garantizar el año y reorganizar los saberes, es parte del desafío (…) con todas las medidas sanitarias para evitar la propagación del virus no van a poder ir todos los chicos todos los días, con las clases virtuales se aprende diferente. Nada puede reemplazar el trabajo en el aula”.
   La pandemia produjo un colapso social y educativo, la suspensión de clases presenciales ha generado distintos tipos de inconvenientes por las condiciones materiales y simbólicas, después de un fuerte impulso inicial se han vivenciado sentimientos de decaimiento ante las limitaciones y debilidades de la conectividad y el acceso tecnológico. Tenemos que darle relevancia a la dimensión pedagógica para incorporar conceptos y prácticas, lo que supone incorporar un nuevo modo de pensar la institución escolar, su relación con el contexto, la relación pedagógica y el propio sentido de la práctica docente,  

Bibliografía:
BAQUERO, Ricardo “Vigotsky y el aprendizaje escolar”. Aique Buenos Aires 1997.
BOURDIEU, Pierre “Los usos sociales de la ciencia” Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires 2000.
Resoluciones del Consejo Provincial de Educación Neuquén y del Consejo Federal de Educación.
SADIN, Eric “La vida algorítmica. Crítica a la razón digital”. Editorial Caja Negra. Bs. As. 2015.

Neuquén, Junio de 2020.                                              

* Profesor y Licenciado en Ciencias de la Educación – FACE – Universidad Nacional del Comahue – Supervisor de Enseñanza Media Distrito VIII, Ciudad de Neuquén.