El campo educativo.
Sin clases presenciales y con brecha digital.
*Daniel HERRERA
Como nunca antes en nuestras vidas, en nuestra
formación y en nuestro trabajo pedagógico, hemos visto alterada nuestra
cotidianeidad, familiar y laboral. En tiempos de pandemia COVID 19 nos
encontramos con un aislamiento social, preventivo y obligatorio, con la
suspensión simultánea del dictado de clases presenciales y de asistencia diaria
de todo el Sistema Educativo Nacional; la cuarentena es cosa seria y luego de
varias semanas se trata de hacer consciente, de reflexionar como el cese de
clases afectó a las y los estudiantes, a sus familias y a nuestro trabajo por
las limitaciones del propio medio virtual que no puede contener las múltiples
situaciones de interacción que se producen en la educación presencial.
Ante la
incerteza de un tiempo específico para el retorno a las clases presenciales, la
actividad educativa se ha vuelto motivo de perplejidad; la circulación del
virus nos demuestra que este no es el mejor de los mundos posibles, en un
contexto en el que docentes y estudiantes dependen de los dispositivos
tecnológicos para comunicarse, para enseñar y aprender, la desigualdad en la
conectividad y la brecha digital excluyen a una gran cantidad de estudiantes
como un signo de este tiempo, en esta época en que la escuela sufre la mutación
de la presencialidad que nos constituye subjetivamente.
En el marco de
la emergencia sanitaria que afronta el país el Consejo Provincial de Educación de
Neuquén, suspendió las clases presenciales en todas las instituciones
educativas … “motivo por el cual las y los docentes, diseñaron nuevas
estrategias de intervención didáctica, orientados por los equipos de conducción
institucional con total autonomía, garantizando la continuidad pedagógica y
utilizando todos los medios electrónicos y no electrónicos para la comunicación
con las familias y estudiantes” (CPE – Res. N° 230/20).
Además, el
Consejo Federal de Educación considera que … “el ESTADO NACIONAL y las
autoridades jurisdiccionales, las escuelas, las y los docentes y las familias,
comparten responsabilidades y esfuerzos en el sostenimiento de la continuidad
pedagógica en el período de suspensión de clases, con el fin de poner a las/os
alumnos/as en mejores condiciones para reanudar la escolaridad, reconociendo
que estas acciones no reemplazan la actividad escolar, el vínculo que se
establece en la escuela con los docentes y con los pares, ni la experiencia
social del aprendizaje con otros” (CFE – Res. N° 363/20).
Estas
primeras enunciaciones insinúan definiciones que requieren un cierto despliegue
conceptual, la circulación de estas ideas plantean condiciones y
significaciones, historicidad y análisis de particularidades. Transcurrido
cierto tiempo contamos con la satisfacción por lo conseguido hasta el momento,
así como la sensación de haber realizado una gran cantidad y calidad de
acciones educativas en cada escuela secundaria de la Provincia. Hay que valorar
lo recorrido, los desafíos superados, así como plantearse las tareas pendientes
en tiempos de circulación y propagación del COVID 19.
El campo
educativo es un campo social como otros, con sus relaciones de fuerza, sus
luchas y sus estrategias, sus intereses se debaten dentro de un sistema de
relaciones objetivas para intervenir legítimamente en materia educativa a
partir del reconocimiento social. Las necesidades externas del mundo social
intentan ejercer una coacción en el campo educativo, somos las y los docentes los
mediatizadores de las propuestas educativas, dentro de un espacio relativamente
autónomo donde tenemos que superar las determinaciones que intentan condicionarnos
desde una perspectiva tecnológica.
Educación virtual,
el malestar por sus limitaciones.
Al comienzo
de la suspensión de clases presenciales se estableció como un horizonte
obligado, como una suerte de verdad irrefutable la educación a distancia, la
educación virtual o la educación en línea (elearning), con discursos
entusiastas y una suerte de acuerdo colectivo se fue configurando un escenario
que a poco de andar encontró sus limitaciones, luego se plantearon formas
crecientes de un malestar en las comunidades educativas. Pero ¿de qué hablamos
cuando hablamos de educación virtual? en un artículo que publica el Ministerio
de Educación de la Nación en su página “seguimos educando”, se analizan los
entornos virtuales, diferencia lo digital de lo virtual, historiza sobre la
educación a distancia como movimiento para incluir a quienes vivían lejos de
los centros de enseñanza y plantea el desarrollo de la educación en línea
mediada por las tecnologías totalmente a distancia. Lo interesante a resaltar
aquí son los modelos que establecen la enseñanza presencial, semipresencial y a
distancia o en línea. Cada modelo establece una “opción pedagógica” como forma
específica de ¿cómo educar? en relación a procedimientos administrativos,
estrategias de aprendizaje y apoyos didácticos. Cada opción pedagógica tiene su
sistema semiótico, es decir, su propio sistema de comunicaciones con semántica,
sintaxis y pragmática propia. Es importante reconocer el “código” de cada
opción para que con el uso de las Tecnologías de Información y Comunicación se
establezcan en cada campo científico los desafíos didácticos comunicativos. Es
sustancial no perder de vista que en la opción virtual el proceso de
aprendizaje requiere de una alta actividad del estudiante o de sus familias que
intervienen en la organización del aprendizaje; es por esto que encontramos más
facilidad en la enseñanza de nivel superior o universitaria que en los procesos
que llevan adelante las y los jóvenes en la educación secundaria.
Técnicas,
procedimientos y relación pedagógica.
El imaginario
generado en el marco de las ciencias empírico analíticas, se refuerza con el
avance de las tecnologías multimediales, estás resultan un aporte valioso a la
hora de contar con un recurso didáctico en el contexto actual en que debe
desarrollarse la enseñanza, aunque reafirma el saber con sentido operativo y
utilitario, se desaloja todo el sentido de la práctica docente como práctica
social, se limita la interacción y el desarrollo subjetivo que el vínculo y la
relación pedagógica potencian. La racionalidad técnica aporta técnicas y
procedimientos, pero desaloja parte de la incertidumbre y la problemática que
las y los docentes encuentran en el aula, como mediadores del conocimiento en
el grupo de estudiantes que responden a intereses y motivaciones en contextos
socio, económicos y culturales diferentes. La enseñanza y el aprendizaje son
dos caras de un proceso dialéctico en una cadena de significantes. Es
conveniente recordar aquí que el desarrollo cultural se origina a partir de los
procesos de interiorización en el que … “toda función aparece dos veces:
primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre
personas (interpsicológicas), y después, en el interior del propio niño
(intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a
la memoria lógica y a la formación de conceptos” (Baquero; pag. 42).
Sabemos que
la sociedad quiere que las y los chicos vuelvan al aula lo antes posible,
aunque esas clases no serán como las de antes de la pandemia, actualmente se
resalta el valor de la presencialidad, se reconoce que la escuela no se puede
replicar como sitio educativo por las aplicaciones zoom, skype, classroom o
whats app; sabemos que a pesar del enorme esfuerzo de los trabajos realizados
en las escuelas secundarias de la provincia, incluso en la producción y
distribución de materiales impresos debemos reconocer que la brecha educativa
se amplió y que esas desigualdades no se profundizaron por el esfuerzo de las y
los docentes. Ahora bien, para planificar y reorientar propuestas de enseñanza
se deben reorganizar, seleccionar y secuenciar contenidos en los distintos
campos científicos, en las disciplinas o asignaturas, tarea específica de las y
los docentes en el marco de los acuerdos y prioridades que cada departamento de
materias afines en cada institución, como efecto de su grado de autonomía y en
función de la opción pedagógica que se pueda desarrollar en el contexto socio
educativo de cada escuela.
Reflexión y
regulación crítica de la acción.
La reflexión
sobre nuestras prácticas pedagógicas es un requisito indispensable para una
sostenida mejora. Hay que analizar las complejidades del camino emprendido en
este ciclo lectivo, sus límites, sus riesgos y potencialidades. Podríamos
tentarnos a realizar consideraciones metodológicas, pero reconocemos que somos
las y los docentes que en determinado contexto social e institucional pueden
distinguir las cosas que otros confunden, que podemos separar para comprender
lo que es central de lo que es secundario, distinguir la forma del fondo, lo
que es importante de lo que no lo es.
La
formulación de viejas preguntas a nuevos contextos que exigen respuestas o la
enunciación de nuevos interrogantes, son una tarea impostergable que seguiremos
construyendo en esta continuidad pedagógica.
Partiendo de
las disparidades dentro de la provincia y dentro de las ciudades, intentaremos
formular nuevas respuestas a viejos problemas y nuevos contextos, seguiremos
desarrollando nuestra tarea intentando mejorar las condiciones objetivas para
la construcción de una propuesta educativa que garantice la continuidad
pedagógica, se plantean distintas formas de asumir la invención de las y los
docentes, como la base sobre la que se construye la legitimidad de nuestro
accionar. El momento que nos atraviesa permite que debatamos los puntos
neurálgicos de la educación y la pedagogía; reconociendo en el Estado al
garante de las condiciones de una educación digna y de calidad.
El propio Ministro
de Educación de la Nación manifiesta permanentemente que después del receso de
invierno se podrá, en ciertas regiones, volver a clase “garantizar el año y
reorganizar los saberes, es parte del desafío (…) con todas las medidas
sanitarias para evitar la propagación del virus no van a poder ir todos los
chicos todos los días, con las clases virtuales se aprende diferente. Nada
puede reemplazar el trabajo en el aula”.
La pandemia
produjo un colapso social y educativo, la suspensión de clases presenciales ha
generado distintos tipos de inconvenientes por las condiciones materiales y
simbólicas, después de un fuerte impulso inicial se han vivenciado sentimientos
de decaimiento ante las limitaciones y debilidades de la conectividad y el
acceso tecnológico. Tenemos que darle relevancia a la dimensión pedagógica para
incorporar conceptos y prácticas, lo que supone incorporar un nuevo modo de
pensar la institución escolar, su relación con el contexto, la relación
pedagógica y el propio sentido de la práctica docente,
Bibliografía:
BAQUERO, Ricardo
“Vigotsky y el aprendizaje escolar”. Aique Buenos Aires 1997.
BOURDIEU, Pierre
“Los usos sociales de la ciencia” Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires 2000.
Resoluciones del
Consejo Provincial de Educación Neuquén y del Consejo Federal de Educación.
SADIN, Eric “La
vida algorítmica. Crítica a la razón digital”. Editorial Caja Negra. Bs. As.
2015.
Seguimos Educando https://www.educ.ar/noticias/200380/de-queacute-hablamos-cuando-hablamos-de-educacioacuten-virtualnbsp#gsc.tab=0
Neuquén, Junio de
2020.
* Profesor y Licenciado en Ciencias de la Educación –
FACE – Universidad Nacional del Comahue – Supervisor de Enseñanza Media
Distrito VIII, Ciudad de Neuquén.