Medio siglo después …
A 50 años de la publicación de “Las venas abiertas
de América Latina”
*Daniel
HERRERA
No existen monumentos, ni placas conmemorativas, tampoco fechas que
impliquen feriados por una celebración especial. Sin embargo, la memoria
colectiva y la literatura latinoamericana cuentan desde hace 50 años, con un
documento escrito de economía política, un análisis y síntesis de las más
reveladoras de la historia, de la explotación económica y la dominación
política a la que fue sometida la región desde la colonización europea hasta la
década del ’70, Eduardo Galeano publicó en 1971 “Las venas abiertas de América
Latina”.
En Uruguay, se han realizado actividades en el mes de junio en la
Universidad de la República (Udelar) institución donde fue secretario de
redacción de la Gaceta Universitaria y encargado del Departamento de
Publicaciones.
No se trata en este escrito de problematizar la obra, simplemente
recordarla para establecer a partir de cierta citas y de algunos artículos
posteriores, la vigencia del pensamiento de Galeano, de sus planteos y de los problemas
estructurales que analiza, como reflexiona el poeta y crítico Daniel
Freidemberg que indica que el libro “fue como un despertar, cuyos ecos resuenan
todavía (…) sorprende advertir, salvo algunas afirmaciones coyunturales, hasta
qué punto lo que dice está vigente medio siglo después, pese a que tanta agua y
tanta sangre corrieron desde entonces. Hasta qué punto, frente a la siempre
urgente realidad que nos toca, vuelve a abrirnos los ojos, a plantarnos en lo que,
fuera de toda sanata, es nuestro ahora y nuestro acá” (Aletto, 2020).
Tomemos por caso, el papel del Fondo Monetario Internacional en el
escenario argentino, el endeudamiento del 2018 – 2019 del gobierno de derecha,
de la restauración conservadora, cuyos funcionarios y familiares fugaron las
divisas a paraísos fiscales; o bien, la aparición de los republicanos o los
libertarios liberales con recetas simplistas, como un show de la televisión
“que ayude a no pensar con riesgo ni a sentir con locura, que evite sueños
peligrosos y que sobre todo evite la tentación de vivirlos” (Galeano, 2010).
Pero volvamos al FMI, donde volvimos, al plantear su origen Galeano nos
recuerda “El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial nacerán juntos
para negar, a los países subdesarrollados, el derecho de proteger sus
industrias nacionales, y para desalentar en ellos la acción del Estado. Se
atribuirán propiedades curativas infalibles a la iniciativa privada. Sin
embargo, los Estados Unidos no abandonarán una política económica que continúa
siendo, en la actualidad, rigurosamente proteccionista, y que por cierto presta
buen oído a las voces de la propia historia: en el norte, nunca confundieron la
enfermedad con el remedio” (p. 265)
En Argentina, donde ya en la década del ’90 habíamos experimentado que
la injusticia social podía crecer con el crecimiento de la economía, no
debíamos aceptar la vuelta al FMI y a sus condicionamientos. Debemos
plantearnos fuertes desafíos, no es posible que la influencia de los “fabricantes
de opinión” no nos dejen ver el daño y los efectos nocivos de las políticas
neoliberales, donde las cifras de pobreza e indigencia confiesan, pero la
derecha no se arrepiente, no aceptan condiciones sino que las imponen … “la
tragedia se repite como farsa. Desde los tiempos de Cristóbal Colón, América
Latina ha sufrido como tragedia propia el desarrollo capitalista ajeno. Ahora
lo repite como farsa”. (Galeano, 1991)
El oro, la plata, el cobre, el caucho, el
azúcar y el café, entre tantas usurpaciones de los recursos en distintas
regiones de América Latina a lo largo de los años, en manos de las grandes
potencias colonizadoras, son detalladas en el libro en su primera parte. Luego,
en el capítulo de ¨La estructura contemporánea de despojo´´ se analiza como
continúa el saqueo por vías más indirectas, aunque no menos efectivas. “Desde
que Chile aceptó la primera de sus misiones en 1954, los consejos del FMI se
extendieron por todas partes, y la mayoría de los gobiernos sigue hoy día,
ciegamente, sus orientaciones. La terapéutica empeora al enfermo para mejor
imponerle la droga de los empréstitos y las inversiones. El FMI proporciona
préstamos o da la imprescindible luz verde para que otros los proporcionen” (p.
286/287)
Medio siglo después, podemos
preguntarnos. Cómo continuará la desforestación y el cambio climático, de qué
manera se podrán defender los recursos naturales, del petróleo y el gas de
“vaca muerta” en la cuenca neuquina, y las mayores reservas mundiales de litio
en Bolivia, Argentina y Chile, ese componente clave para las baterías y otros
aparatos electrónicos tan necesarios para el desarrollo tecnológico. “El
sistema (…) opina que faltan capitales en países donde los capitales sobran
pero se desperdician; denomina ayuda a la ortopedia deformante de los
empréstitos y al drenaje de riquezas que las inversiones extranjeras provocan”
(p. 21/22).
Medio siglo después, las palabras
de Galeano parecen de la semana pasada… “América Latina continúa exportando su
desocupación y su miseria: las materias primas que el mercado mundial necesita
y de cuya venta depende la economía de la región y ciertos productos
elaborados, con mano de obra barata, por filiales de las corporaciones
multinacionales. El intercambio desigual funciona como siempre: los salarios de
hambre de América Latina contribuyen a financiar los altos salarios de Estados
Unidos y Europa” (p. 269)
Escribir, expresaría Galeano,
vale la pena… “uno escribe para devolverles a las palabras el significado que
perdieron”.
Como pensar en la actualidad la
migración de miles de personas hacia Estados Unidos o Europa, un éxodo trágico
que la pobreza y la opresión en muchos se alienta como una posibilidad, una
ilusión de prosperidad. Pero la dictadura invisible muestra su peor cara, y
cinco siglos después reprime la “invasión de los invadidos”. Indignan las
imágenes en la frontera de Estados Unidos y en el Mediterráneo de España. Nunca evaluamos el daño en países como los
nuestros que nos hemos creído “el cuento del mercado libre y dejamos que el
dinero se mueva como tigre suelto”, aunque las personas no gozamos de los
mismos privilegios.
“Bien decía Anatole France que la
ley, en su majestuosa igualdad, prohíbe tanto al rico como al pobre dormir bajo
los puentes, mendigar en las calles y robar pan” (p. 329)
La pandemia del Covid 19 se está
superando con un dispositivo mundial de vacunación, de manera desigual en
diferentes partes del mundo. Ahora bien, los cuidados continúan y los
principales conceptos que prevalecen son el uso del barbijo y del alcohol en
gel para el lavado de manos; hay otros como el de no mantener contacto o del
“distanciamiento social” y las reuniones virtuales, el uso de plataformas, las
“redes sociales” que atrapan el interés y las subjetividades, se viene
desarrollando una nueva normalidad con dimensiones poco claras, en términos de
Galeano … “un sistema que nos aturde de necesidades artificiales para que
olvidemos nuestras necesidades reales”.
“América Latina es una caja de sorpresas; no se agota nunca la capacidad
de asombro de esta región torturada del mundo” (p.214), desde hace más de cinco
siglos está entrenada para escupir al espejo: para ignorar y despreciar lo
mejor de sí misma.
Las inquietudes de Galeano se sostienen en
el tiempo, por estos días hay cuestionamientos de la derecha argentina sobre el
pueblo Mapuche y sus tierras ancestrales, su cultura y cosmovisión han sido
sacrificadas, reducidas hasta casi desaparecer. Cuando alguna comunidad intenta
plantear sus derechos o alzar su voz, aparece el racismo expresado con la mayor
ferocidad, en el caso de la Patagonia Argentina para defender las tierras y los
lagos “vendidos” a particulares extranjeros, los recursos “turísticos” y el
subsuelo de hidrocarburos para el mercado internacional… “La historia oficial, vitrina
donde el sistema exhibe sus viejos disfraces, miente por lo que dice y más
miente por lo que calla. Este desfile de héroes enmascarados reduce nuestra
deslumbrante realidad al enano espectáculo de la victoria de los ricos, los
blancos, los machos y los militares” (Galeano, 1989).
En el despojo de los recursos de los pueblos originarios se usa al Dios
de los cristianos como coartada para el saqueo.
El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para
América … “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y
nos dijeron: ´Cierren los ojos y recen´. Y cuando abrimos los ojos, ellos
tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia”. (Galeano, 1992)
El análisis histórico tiene que brindarnos
herramientas para reivindicar la diversidad, para reconocernos en el espejo,
para disfrutar lo que vemos, cuando nos observamos. No deberíamos obedecer a
las “dictaduras invisibles” de nuestro colonialismo mental. Eduardo Galeano
sostenía que “nadie tiene el derecho de imponer a los demás su propia verdad,
como si fuera la única verdad posible”, dedicó la mayor parte de sus escritos a
denunciar al sistema enfermo de consumismo y arrogancia, a dar la pelea contra
la organización desigual del mundo.
En su autobiografía, escribió “Nací el 3 de setiembre de 1940, mientras Hitler devoraba
media Europa y el mundo no esperaba nada bueno”. Después de una vida
transcurrida y a cincuenta años de las Venas abiertas de América Latina y de
toda su obra literaria, podemos sostener que su pensamiento sigue vivo y sigue
siendo de gran utilidad para poder entender la construcción del presente.
Muchas cosas buenas han pasado con su paso por este mundo, Eduardo Galeano.
Ciudad de Neuquén, octubre de 2021.
Bibliografía:
- ALETTO, Carlos (2020) “80 años de Eduardo Galeano, el autor que nos enseñó
a releer nuestra historia” Télam, Buenos Aires.
-
GALEANO, Eduardo (2004) “Las venas abiertas de América Latina”. Siglo XXI.
México.
-
GALEANO, Eduardo (2010). “Ser como ellos y otros artículos”. Siglo XXI.
Buenos Aires.
-
SANCHEZ MORENO, Diego (2007) “El disfraz del despojo” En – Claves del
pensamiento. Monterrey. México.
*Daniel HERRERA. Profesor
y Licenciado en Ciencias de la Educación – FACE – Universidad Nacional del
Comahue. Neuquén, octubre de 2021.