Fútbol: la expresión de la ilusión
colectiva.
*Daniel HERRERA
Ha finalizado el Mundial de Fútbol 2022,
realizado en Qatar, en la post pandemia que conmovió a todos los continentes
hace solo dos años. Se jugaron sesenta y cuatro partidos de fútbol, con la
participación de trece equipos de Europa, ocho de América, cinco de África,
tres de Medio Oriente, dos de Asia y uno de Oceanía; se vivieron momentos muy
emotivos, de alta tensión, donde casi todo estuvo por un mes “Cerrado por Fútbol”
como escribiera Eduardo Galeano.
A fines de noviembre del 2022, comenzaba el
Mundial con las denuncias del trabajo mal pago y de inseguridad en la construcción
de los estadios, se alertaba sobre la homofobia y la falta de derechos civiles
de las mujeres en Qatar, la guerra entre Ucrania y Rusia lleva una angustia
existencial de nueve meses. En Argentina, a dos días del debut, muere Hebe de
Bonafini la histórica presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, el gobierno
nacional había declarado tres días de duelo, la Televisión Pública tuvo que
retirar el crespón negro en su pantalla durante la transmisión de los partidos,
ya que la inteligencia artificial de los sistemas informáticos que controlan el
planeta “alertaron” a FIFA, los dueños de la pelota, los que manejan el negocio,
son quienes prohibieron cualquier expresión de respeto por una luchadora de los
Derechos Humanos. En medio del clima de optimismo que rodeaba a los hinchas
argentinos, se conoce sobre los encuentros de jueces y funcionarios judiciales
con los gerentes de los poderes mediáticos y funcionarios de gobiernos de derecha
en el Lago Escondido apropiado por el millonario Lewis. Pero más allá de las dádivas,
los sobornos y los abrazos de los poderosos de turno; el fútbol nos seguía dando
alegrías, es que el fútbol no es de los que más dinero pagan por él, no se
limita solo a eso, de ser así, no tendrían explicación los fervores que desata
en el mundo entero.
Argentina fue un legítimo campeón, con la revelación
del jugador más joven Enzo Fernández, los guantes de oro del “Dibu” Martínez y
el mejor jugador del torneo, a quien solo le faltaba nada más y nada menos que ser
Campeón del Mundo, la estrella del torneo Lionel Messi. Francia quedo segundo,
batallando 120 minutos de juego y fallando en los penales. Croacia se consolidó
y nuevamente quedo en el podio como tercero, cuarto fue el sorprendente
seleccionado de Marruecos.
Argentina fue un legítimo campeón, ya que
siempre jugo para el espectáculo, toda su energía creadora fue una manifestación
de fútbol y entrega, no hubo mezquindad en sus planteos tácticos y encontró en
Julián Alvarez un potente delantero con capacidad para asfixiar la salida de
cualquier rival.
En términos comerciales, Adidas fue el campeón,
le gano a Nike (segundo y tercero) y Puma quedo cuarto. A una semana de
finalizado el Mundial, Adidas no pudo abastecer al “mercado” y en solo seis
horas se agotaron los miles de camisetas con “tres estrellas” bordadas en el
pecho, sobre el escudo de AFA, que se ofrecieron en línea al módico precio de
setenta dólares, algo asi como la mitad de la jubilación mínima en Argentina.
La “gloria eterna” era la frase que circulaba
por los medios de comunicación, claro solo el Campeonato del Mundo garantiza la
“gloria infinita” para los deportistas del fútbol profesional, que se mueven
entre la pasión y el negocio. Galeano lo remarcaba una y otra vez “este hermoso
espectáculo, esta fiesta de los ojos, es también un cochino negocio (…) Un buen
jugador es una muy valiosa mercancía, que se cotiza y se compra y se vende y se
presta, según la ley del mercado y la voluntad de los mercaderes”. A días de
haber finalizado el Mundial, solo se escuchan las nuevas propuestas económicas de
los clubes europeos para el futuro de los campeones. El fútbol es un negocio
que duda cabe, rápidamente la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), ni lerda
ni perezosa, arreglo la Final de la Super Copa Internacional que ahora se jugará
en Abu Dabhi.
La pasión argentina, el colorido de la
hinchada y la cercanía con los “vulgares” jugadores, que se atrevían a desatar
la batalla psicológica con sus rivales, a disputar cada pelota como si fuera la
última y hasta increpar a quienes los maltrataban con el …“anda pa’ allá bobo”,
desataba una identificación popular que hacia varios mundiales que no se sentía.
Las redes sociales, explotaban con imágenes, citas y festejos; ahí se comprendió
como nunca antes que las redes sociales son, a decir de Eric Sadin, “plataformas
de la expresividad” donde cada individuo forma su verdad plegándose, en este
caso, a la alegría, el disfrute y a la fiesta colectiva. Si bien, muchas veces
criticamos el “estado de aislamiento” que producen las acciones de la vida
humana que se realizan cada vez más a distancia a través de las pantallas; en
los festejos por la obtención del Campeonato del Mundo de Fútbol las
plataformas de expresividad sirvieron para romper el individualismo, para
fomentar las acciones del conjunto, romper con la racionalización de la
sociedad y con el proyecto de control absoluto de lo colectivo y lo
alternativo. No hay nada mas bonito que observar por todos lados casas y autos
embanderados y jóvenes con la camiseta argentina, ya no es común la exhibición mercantil
de clubes ingleses, españoles o franceses por nuestros barrios y nuestras calles.
La identificación nacional es más fuerte, y los jugadores han podido elevarse a
la categoría de símbolos de la “ilusión colectiva”.
La pasión argentina, debe ser en estos días un
tema de análisis en el debate filosófico, si buscamos el sentido y significado
de “pasión”, nos encontramos con que es un estado afectivo que experimenta el
individuo en forma duradera e intensa, que no ha sido elegido por él o ella, y
que va asociada a la sensación de estar sometida a un influjo que domina su
comportamiento, resultan ser intensos estados afectivos que provocan una
importante alteración del ánimo. La palabra pasión deriva del latín “passio”
que significa “sufrir”, todo va acompañado de placer o dolor. Esto me recuerda
al partido con Países Bajos, ese dolor del empate en la última jugada del
partido y el placer enorme luego del padecimiento de los penales. Algo parecido
a la final con Francia, donde luego de ir en ventaja en dos oportunidades nos
empataron y de nuevo a sufrir con los penales para que se produzca ese
sentimiento de aturdimiento irreflexivo y persistente que sostiene la pasión.
Nos quedan varios temas para profundizar, el
universo cálido de la evasión fiscal de los grandes clubes y federaciones, los
derechos de televisación, la peste universal del racismo, como sostiene Galeano
… “al fin y al cabo, los buenos jugadores son los únicos inmigrantes que Europa
acoge sin tormentos burocráticos ni fobias racistas”.
Argentina fue un legitimo campeón, Qatar 2022
será recordado por generaciones como lo fue y será México 1986. Antes por
Maradona, ahora por Messi. El fútbol es un juego que brinda alegrías al pueblo,
ese pueblo argentino que se mira en el espejo y le brillan los ojos porque le
gusta lo que ve, lo que siente y por que se reconoce en esos “muchachos” que
cuando recorrieron las calles festejaron junto a una multitud que será difícil de
superar, ganar nuevamente un Mundial de Fútbol se había tornado un sueño
peligroso, hoy es una realidad y nadie en nuestro país evito la tentación de
vivirlo.
Bibliografía:
-
GALEANO, Eduardo (2017) “Cerrado por
Fútbol” Siglo XXI Editores. Bs. As.
-
GALEANO, Eduardo (2010) “Ser como ellos
y otros artículos” Siglo XXI Editores. Bs. As.
-
LANAO, José Luis (2021) “El PSG de
Messi y los millones opacos de la vergüenza” Página 12. Bs. As. (28/08/21).
-
SADIN, Eric (2022) “La era del
individuo tirano. El fin de un mundo común” Caja Negra Editora. Bs. As.
- www.filosfia.mx – www.webdianodia.com
*Daniel HERRERA – Docente – Escritor. Ciudad de Neuquén,
diciembre 2022.