Teoría Psicoanalítica: Un enfoque desde la terapia
Esta Ficha ha sido elaborada por el Prof.
Daniel HERRERA, resulta de la síntesis y adaptación de fragmentos de la obra del Lic.
Gabriel ROLON “HISTORIAS DE DIVAN”. Editorial Planeta.
Para
las Corrientes Psicológicas Contemporáneas cada persona es única, su historia,
sus anhelos, sus temores y sus deseos más profundos la convierten en un ser
irrepetible, dueño de una verdad oculta que hay que ayudar a develar.
Existen varias alternativas terapéuticas, el psicoanálisis considera que el paciente es alguien que sufre y
que a la vez está dispuesto a luchar para dejar de hacerlo, al tomar conciencia
de que sólo no puede, busca ayuda al abrir su vida, expone su historia personal
… “es con palabras como uno piensa y traduce lo que siente”, ingresando a una
búsqueda de la verdad única y personal, que vive en cada uno, aunque a veces
para llegar a un tratamiento exitoso hay que transitar caminos dolorosos con
crudeza, ironía o con humor… hay que cuestionar modelos, los temores y hasta la
familia de origen.
Muchas personas manifiestan no tener tiempo para el análisis, en una
cultura que intenta imponer la lógica del mercado y el exitismo del “todo ya”,
se pierde de vista lo importante que seria para cada uno tener la posibilidad
de trabajar sobre cuestiones humanas básicas como los celos, duelos, culpa, amor,
pasión, angustia, estados de crisis y actitudes perversas, reflexionar sobre la
vida y asumir con valentía ciertos momentos difíciles, las dudas y temores. Es
en el ámbito analítico, donde algunas cosas supuestamente insignificantes se
vuelven relevantes y se pueden construir sentidos diferentes a partir de la
confianza y mutua entrega entre analistas y pacientes.
Hay
que generar un espacio para que los consultantes o pacientes desplieguen lo que traen. Es a través de un
Contrato Analítico donde tiene que quedar claro que el terapeuta no está para
juzgarlo, sino sólo para ayudarlo a pensar.
El amor… en el desarrollo de un amor
maduro, hay tres momentos: enamoramiento, desilusión y aceptación de la
realidad.
En el
primer momento, el amado es alguien maravilloso, no tiene defectos, nadie es
mejor que él, está terriblemente idealizado, casi endiosado.
En el
segundo momento comenzamos a percibir algunas imperfecciones. Vemos que ante
determinadas situaciones su carácter no es el mejor, que en algunas cosas se
equivoca; nos produce pena y desilusión y así como en el primer momento ya
queríamos casarnos y estar juntos toda la vida, en este segundo momento es
probable que queramos que se vaya para siempre.
El
amor sería un tercer momento en el cual vemos al otro como es. Ni tan
idealizado ni tan degradado. Disfrutamos de sus virtudes y aceptamos sus
faltas. Y a pesar de ellas lo aceptamos y podemos ser felices a su lado.
El
malestar que surge ante una relación afectiva que no funciona es una manifestación
humana que aparece al darnos cuenta que nos dejaron de querer y de desear, que
nos lastima y nos angustia. Algunas personas tienen más capacidad que otras
para enfrentar situaciones adversas, sobreponerse, y aun ser fortalecidas o
transformadas para bien, está cualidad en psicología se denomina resiliencia.
El
amor necesita de una cierta idealización. Uno tiene que poder creer que la
persona que ama es la mejor, es noble, compañero/a, una madre/padre
incomparable, una persona única y maravillosa. El erotismo, por el contrario,
requiere de convertirla en un objeto de deseo, es considerar a la otra persona
parcializada. Lo interesante y lo más sano para vivir plenamente la sexualidad
y tener al mismo tiempo una familia, consiste en la posibilidad de amar y
desear a una misma persona, es un desafío que no todos pueden hacer, es decir,
efectivizar y erotizar su relación con otra persona.
Las
parejas suelen tener momentos difíciles para encontrar un rumbo compartido, a
veces se atraviesa con esfuerzo y con dolor, cuando no hay otra manera de
construir un destino mejor.
Los celos… se encuadran en el marco de una relación
triangular. En esta problemática hay tres elementos en juego: él, su amada y
“el otro”, y que el temor que tiene el celoso es que la persona que él ama le
dé a “ese” otro (que suele ir cambiando con el tiempo) lo que sólo le debería
dar a él. Inconcientemente se dice … “ el otro es mejor y más valioso”. Entran
en juego la inseguridad y la baja autoestima.
El deseo inconsciente… suele aparecer a través de un
“acto fallido”, que es una manera de hacer algo que conscientemente uno no
puede hacer, de manifestar un deseo que va más allá de nuestra posibilidad de
enfrentarlo.
Otra
puerta importante puede ser el sueño,
la gente piensa que los analistas tienen el poder de descifrar los sueños
ajenos. Pero no es así. Son los pacientes los que conocen, aunque no lo sepan,
lo que sus propios sueños quieren significar. Los analistas sólo los ayudan a
traducir lo que ellos dicen en un idioma que les es desconocido. Pero para
poder descifrar el sentido oculto del sueño hay que trabajar mucho y en
conjunto.
Para
armar un sueño, la psiquis necesita algunos elementos. Uno de ellos son los
restos diurnos. Es decir, todas aquellas cosas que ocurrieron en el día o que
vienen ocupando los pensamientos durante la vigilia. El otro elemento, el
fundamental, el que funciona como energía para generar un sueño, está
constituido por deseos inconscientes que van a intentar una satisfacción, ya
que no pueden lograrlo en la realidad, a través del sueño.
La muerte… es incomprensible, injusta,
y el dolor que ocasiona a los que sufren la pérdida de un ser querido es,
siempre, tan grande y profundo que la propia vida parece haberse ido con la
persona muerta. El mundo se ensombrece y nada de lo que nos importaba tiene ya
valor. No todos los duelos son iguales, no deberíamos hablar del duelo, sino de
los duelos, diferente en cada persona y diferente para cada pérdida.
Los
duelos son difíciles de superar, hay que atravesarlos con esfuerzo y con dolor.
A veces, no hay otra manera de construir un destino mejor.
Dice
un refrán que … “ la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo”.
La adolescencia… es una etapa difícil.
Los jóvenes suelen sentirse muy desprotegidos.
La
imagen omnipotente de los padres ha caído y aún no han desarrollado la
confianza en sí mismos. De modo que el mundo es un lugar demasiado peligroso
para ellos. Por eso es que se unen para enfrentarlo. Y surgen así los “grupos
de pares”.
Cada
adolescente tiene el suyo, y el que no lo consigue, está en problemas. Son sus
“mejores amigos”, sus compañeros de aventuras, los que más aman, sus
confidentes, sus iguales. Ésta es una de las características principales del
grupo de pares, que se eligen por similitud. Les gusta la misma música, se
visten de la misma manera, disfrutan de las mismas cosas. Como si se estuvieran
eligiendo a sí mismos en el cuerpo de otros. Es, en realidad, una manera de
reforzar su propia imagen, su narcisismo que se siente amenazado en esta etapa.
Pero
es un paso necesario para que puedan salir a la vida y encontrar afectos fuera
de la familia de origen. A esto le llaman los psicólogos “salida exogámica”.
Las
relaciones interpersonales se modifican con el tiempo. Cuando es adolescente
primero se enamora del vecino nuevo, de un compañero de colegio o de quien sea.
Alcanza y sobra con verlo pasar por la vereda. Jamás hemos cruzado una palabra,
pero ya lo amamos. Después, si tenemos suerte, lo conocemos y nos ponemos de
novios y, luego de un tiempo más breve o más prolongado, tenemos relaciones. En
cambio, cuando uno ya es adulto, muchas veces, los hechos y situaciones se
invierten.
Existen “secretos” en las
familias y los “pactos de silencio”,
el algo que todos sabemos pero de esto pactamos
que no hablamos. No es fácil y tiene consecuencias emocionales. La
angustia es producto de un cuestionamiento subjetivo, profundo y necesario.
Dos
temas que angustian y pueden llegar a conflictuar y desbordar a una persona son
la muerte y la sexualidad. Son los dos pilares básicos que estructuran y pueden
desestructurar la psiquis humana. Todo gira alrededor de esto. En el
inconciente de la gente no hay mucho más. Cuando uno crea, cuando uno escribe,
cuando práctica un deporte, etc. Sublima energía sexual.
Cuando uno arma un proyecto pone algo entre la muerte y uno. Hoy voy a hacer
tal cosa mañana voy a hacer tal otra. Y esto es algo fundamental. Por eso en
las personas que se quedan sin proyectos de vida, aparece la depresión. Por eso
siempre hay que buscar un “deseo de hacer”. Un proyecto.
El Complejo de Edipo… todos los seres
humanos nacemos unidos, y no sólo físicamente, a nuestra madre. De ella depende
nuestra vida en los primeros meses. Nos da alimento, nos da ternura, nos da
amor, nos da sentido decodificando cada uno de nuestros llantos para saber si
lloramos por hambre, por frío o por sueño. Estamos casi desesperadamente unidos
a ella. En estas condiciones es inevitable que se convierta en nuestro objeto de
amor más preciado. Es más, es la primera en tocarnos y acariciarnos cuando nos
duerme o nos baña. Nos abraza mientras nos da la teta. Por ende, tampoco es
raro que sea quien desarrolla nuestra sensibilidad y, con ella, nuestro
erotismo.
Ahora bien, los hijos no tienen por qué saber, ni deben participar de
ningún modo de la sexualidad de los padres. Está excluido entre padres e hijos
la posibilidad de compartir la sexualidad. Eso es algo incestuoso (Ley del
incesto).
El abuso… es un acto que implica, no
necesariamente el uso de la violencia, pero sí del poder. De un manejo psíquico
ejercido sobre alguien que está en una situación de desprotección o de
desventaja, que no tiene los medios para defenderse y no puede elegir. Desde
esta óptica, el abuso y la violación, son situaciones dolorosas y traumáticas.
El
psicópata, intenta manejar las situaciones y digitarlas para su propio placer,
e intenta dejar a la víctima con la sensación de que no puede decir nada, ni
denunciarlo, ni siquiera enojarse. Lo siniestro, es que intenta dejar a la
víctima con la sensación de ser un partícipe activo, necesario y voluntario de
la situación.
Para
el psicoanalista es importante saber cual es el registro que la persona tiene
de sí misma. Suele ocurrir muchas veces, que tenemos una idea de nosotros
mismos que difiere de la realidad. Hay que ver qué pasa con ese paciente en
particular, con su autoestima, con la forma en cómo se ve y cómo piensa que los
demás lo ven.
Para
el psicoanalista cuando un paciente reconoce “que no lo puede evitar” está
diciendo: “lo sé, lo entiendo, pero no puedo, es más fuerte que yo”. Es allí
donde convoca para la ayuda terapéutica.
Para
el psicoanalista un chiste, un sueño, una idea en apariencia extraña, una
palabra mal pronunciada, un olvido o un descuido, todas cosas que en nuestra
vida cotidiana serían desechadas, adquieren un valor inimaginable en el ámbito
analítico.
Hay
muchas cosas que nos perturban desde que existimos como género humano. Y toda
cultura ha buscado la manera de responder a ciertos interrogantes. Así surge la
mitología y más tarde la religión. Por ello, muchas dudas quedan libradas a la
conciencia y la fé de cada uno. La angustia ante el desconocimiento es lo que
nos moviliza.
El psicoanálisis en su labor terapéutica
permite interpretar, construir sentidos diferentes y ayudar a quien sufre para
que pueda orientar su angustia en otra dirección.
En el
psicoanálisis así como el paciente debe decir todo lo que se le venga a la
mente, sin evaluar si le parece relevante o no (ésa es la asociación libre) los
analistas tienen un equivalente en sus intervenciones: la “atención flotante”
que los compromete a darle importancia a las ideas que se les cruzan por la
cabeza.
(Este trabajo ha sido elaborado con el
propósito de ayudar a comprender ciertas categorías de la Teoría Psicoanalítica,
resulta de imposibilidad práctica sintetizar todas las problemáticas humanas).
CPEM Nº 63 - Febrero 2011 – NEUQUEN
Prof.
Daniel A. HERRERA
Dpto. Ciencias Humanísticas