FILOSOFÍA,
POLÍTICA Y LENGUAJE. – Prof. Daniel HERRERA
El poder social y político se sostiene en la
modernidad, más que nunca, a partir del discurso filosófico, que viene a
reemplazar a la fuerza bruta y a las creencias religiosas.
El discurso filosófico
sostiene la acción política, desde la valoración de ideas, de lo que es justo y
verdadero, instalando la discusión en la opinión pública.
La importancia del
discurso y el lenguaje resultan fundamentales en los tiempos actuales, donde
los intereses económicos y políticos se disimulan, se ocultan y se protegen en
los autodenominados “periodistas
independientes”.
Luís Villoro sostiene
que la reflexión filosófica tiene una doble vía, la justificadora del poder que
está al servicio de la dominación, o bien, la auténtica, la que intenta abrir
la mente ajena para que vea, por si misma, las razones y los fundamentos; la que se encuentra al servicio de la
liberación del pensamiento.
Reflexionar sobre el
lenguaje, para que la palabra comunique y no obstruya la comprensión, en
términos de Presman… “Forma parte de la batalla política del lenguaje”. Si
reflexionamos sobre ciertos conceptos y los interrogamos, vamos construyendo
una reforma del entendimiento, una reconstrucción del sentido oculto.
El término gente desplazó a la palabra pueblo, el de consorcista, contribuyente o consumidor,
eliminó el concepto de ciudadano,
así cada persona pasa a ser un ente económico alejado y desplazado de su
carácter político.
Durante la discusión de
las retenciones móviles de la soja, emergió el concepto campo,
no como definición geográfica, sino como una inventada categoría política donde
no hay controversias ni intereses económicos, donde no hay peones ni trabajo
infantil, pareciera que es lo mismo un pequeño agricultor agropecuario que un
millonario productor de soja o un miembro de la sociedad rural.
Las palabras consenso, democracia, diálogo y respeto a
la opinión del otro, inundan los discursos, vaciando así el debate sobre
las medidas que afectan intereses sobre el poder económico. Por ejemplo,
suponer que el Grupo Clarín en una mesa de diálogo consensuará desprenderse de
250 medios audiovisuales que posee a lo largo y ancho del país y de todo el
negocio del fútbol, es absurdo.
Entonces, surge un nuevo
concepto de moda: crispación, cuyo significado sería enojar. Al Gobierno
Nacional del 2003 a
la actualidad, se lo acusa de crispar a la sociedad, como consecuencia de las
medidas adoptadas que implicaron profundas modificaciones, como las retenciones
móviles, la estatización de los fondos de pensión y de aerolíneas, la
derogación de las leyes de punto final y obediencia debida - que permitió el
juicio a los genocidas de la dictadura militar con complicidad civil-, la ley
de medios audiovisuales y la de matrimonio igualitario, la reforma política, el
programa conectar igualdad, que entrega a cada estudiante secundario una
computadora personal. Además, la Asignación Universal
por Hijo que es descalificada, muchas veces como todo plan social, como parte
del clientelismo político. Aunque nadie califica a las campañas de Caritas como
de clientelismo religioso.
Seguramente si el
gobierno avanza sobre la recuperación de los recursos naturales, la
nacionalización del petróleo y el gas, de una nueva ley de entidades financieras,
que reemplace a la de la dictadura, como seguir mejorando la distribución del
ingreso y promover la discusión sobre el aborto seguro y gratuito, entre otros
temas que se abordarán cuando se habla
de profundizar el Modelo, no hay dudas que muchos sectores conservadores
y sus voceros, con total cinismo e hipocresía desplegarán su enojo y
crispación.
El pensamiento y la
acción, conviven como la política y el lenguaje, hay que limpiar el idioma, hay
que desenmascarar el discurso político que se acuña en conceptos falsos y
mentiras, hay que recuperar la política por sobre la economía para el bienestar
de los sectores populares, hay que sostener la política para el bien común…
estar atentos para que la palabra comunique y posibilite la comprensión, es
vincularse una vez más con la liberación.
Neuquén, noviembre de 2010. – Revista Institucional “Con Palabras
Propias”.
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